Manué vuelve de dar un paseo y está preocupado por su salud:
"Cada vé que zargo a dá una güertecita, con ná que ando me canzo enceguía y despué noto como ci llevara un pezo en lasparda tor tiempo... ¿tendré anemia de eza o marán farta bitamina?"
Después de tanto estrés producido por la gimnasia, la excitación sexual, los estudios y los lotes de cazón en adobo con cola-cao, alucinaciones horrendas incluídas, el médico le ha recomedado a Manué unas vacaciones:
"tenía razón er dortó: estaba yo trabajando musho ya..."
Enmedio de horrendas alucinaciones visuales y acústicas, Manué se despertó de su eterna siesta descompuesto y jurando y perjurando: "por la gloria mi pare, é la úrtima vé que me hincho de cazónadobo con colacao ante desharme una cabezaíta, pisha".
"Ea, la arañiya zaío, ara que quería yo un argo de mobimiento. Güeno, no paza ná; tengo caprobeshá er tiempo darguna manera, acín que biá estudiá, que pa ezo ma dao Dió er celebro. Ocerbación, zobre tó musha ocerbación, quedaí é daonde zaprende má."
Tras varios días de observación y profundas cavilaciones, Manué llegó a una conclusión existencial y tremenda:
"ceguro, ompare: las moscas buelan."
Desde la perspectiva de Manué podía verse un paisaje blanco y liso: "me parece que ezo dahí é una arañiya", pensó al divisar un pequeño punto oscuro que descendía desde la encalada llanura del techo. "Güeno, por lo meno biá tené argo de compaña... avé zi é hembra, que no zér tiempo que hace que no ligo conarguien".
Manué, tumbado boca arriba en su sofá, se miraba la panza: "estoy eshando barriga"-pensó-"biá tené cacé argo de ejercicio" -y siguió- "aro, tor día tumbao en los zofales... normá queshe barriga... nada, nada: poacé ginnacia" -y se dió media vuelta, tumbándose de lado.